Editorial: Reservoir Books. Páginas: 256. Año de publicación original: 2020. Género: Novela gráfica. [Goodreads] 

Gwija tiene 92 años y vive en Corea del Sur. Tras décadas de espera, desea reencontrarse con su hijo mayor. Lo perdió de vista en una columna de refugiados, huyendo del norte, mientras amamantaba al bebé que llevaba en brazos. En un encuentro auspiciado por la Cruz Roja, su amiga Jeong-Sun acaba de reunirse con su hermana pequeña después de sesenta y ocho años separadas. Gwija solo desea poder seguir sus pasos en una nueva edición.

En 1950, la guerra de Corea separó a familias enteras, que quedaron a uno y otro lado de una fronterainfranqueable. A partir de las entrevistas que Keum Suk Gendry-Kim realizó a varios testimonios (entre ellos, su propia madre), La espera reconstruye el trauma de toda una generación de coreanos, ya casi olvidados, que siguen aguardando un reencuentro.

 

«La generación que ha vivido la guerra está a punto de desaparecer y, con ella, una parte de esta historia tan dolorosa. A la generación actual le interesa poco la reunificación de las dos Coreas.»

La Espera es un relato de ficción basado en hechos reales, mezclando varios testimonios de familias de Corea que fueron separadas por la guerra 💔 Porque en 1950 cuando Corea se dividió en dos, Corea del Norte y Corea del Sur, muchas familias fueron separadas y perdieron total comunicación. La división ha sido tan contundente, que han pasado años sin poder saber de ellos.

Desde entonces se han hecho muy pocas reuniones organizadas por la Cruz Roja para reunir parientes durante un leve lapso de tiempo, y luego regresar a sus respectivos países. Es casi una lotería entrar y pueden pasar años sin ser elegido. Claramente después de estas reuniones pierden toda comunicación de nuevo porque los gobiernos no lo permiten. Es una gran injusticia no poderse comunicar con ellos y no saber de sus vidas. Y si fueron afortunados de vivir estos encuentros queda el temor de las represalias si expresan su descontento, queda el sinsabor de saber que tal vez sea la última vez que podrán ver a sus seres queridos.

La generación que vivió la separación de las dos Coreas ya es muy mayor y es muy probable que ya no alcancen a vivir la unificación de las dos Coreas (no creo que eso nunca pase). Es muy triste pensar que no saben de sus parientes, que no hay forma de comunicarse con ellos y que no hay ninguna certeza de que puedan encontrarlos algún día.

Este libro es un testimonio para que no se olvide lo que la guerra ha causado, no sólo en Corea, sino también en muchos otros países donde, al huir, los refugiados deben dejar atrás sus vidas y a sus seres queridos. Separarse de todo lo que conocían para sobrevivir.

Un relato triste, donde la autora con sus trazos a blanco y negro logra transmitir demasiado sobre el dolor, la incertidumbre, la pérdida y la frustración de no poder hacer nada ante las consecuencias de una guerra que aún hoy en día se sienten 😔 Los libros de esta autora siempre tienen un mensaje contundente detrás. Es su forma de generar conciencia y no dejar que ciertos temas caigan en el olvido. Me encanta su trabajo y claramente seguiré leyéndola.

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